Por Pável M. Gaona
En MasterChef México hay una monja que se ha ganado nuestros corazones.
Estas son algunas de las razones por las que Felisa Juana, mejor conocida como
Flor o Florinda se ha convertido en la consentida de la audiencia.
Por sus pechugas celestiales
En uno de los primeros episodios de MasterChef la Madre nos dio una
primera cucharada de humor y picardía bautizando a su plato como ‘Pechugas
celestiales’. Nosotros no sabemos si las pechugas de la Hermana Flor sean un
pase directo al paraíso, pero a juzgar por lo que dijeron los jueces, sí
estaban deliciosas. ¿A alguno de nuestros tragones lectores se le antojaron?
Porque es una PIPOPE
No, no es lo que están pensando, la Madre Flor es una Pieza Poblana
Perfecta. Aunque no nació en Puebla (ella es originaria del Estado de México),
ahí es donde está la comunidad de pasionistas a la que ella le dedica su
energía, su buena onda y su trabajo. A pesar de que las cámaras están sobre
ella y se ha convertido en un fenómeno mediático, sigue levantándose a las
cinco de la mañana para hacer sus oraciones y llevar como siempre una vida
modesta y hacendosa.
Porque sus salsas rifan
Si algo la ha destacado por encima del resto de los concursantes de
MasterChef son sus legendarias salsas, que son una verdadera delicia a decir de
los jueces. Esta mezcla líquida de ingredientes ha hecho que los chefs Benito,
Betty y Adrián la elogien y se quiten el sombrero, sugiriéndole incluso que
debería buscar algún inversionista abusado para que las envase y comercialice.
Si hay Mole Doña María, ¿por qué no podrían existir unas deliciosas salsas de
la Hermana Flor? Serían un hitazo, debería hacer caso.
Por tramposilla
La Madre Flor estuvo en el centro de la controversia cuando se le hizo
fácil tomar una botella del mercado cuando ya había acabado el tiempo
establecido para abastecerse de ingredientes. Por esta falta la sancionaron con
3 minutos de penalización al igual que a Alan, quien siguió el ejemplo de la
Hermana tramposilla. No conforme con eso, más adelante puso una de sus famosas salsas
en el plato fuera de tiempo, lo que provocó que hasta manazo le tocara bajo la
promesa de no volverlo a hacer. Para mucha gente esta era una falta
imperdonable, pero vaya, es la monja más querida de México después de Sor Juana
y qué tanto es tantito.
Porque compite por una buena causa
Además del título de ganador de la primera generación de MasterChef
México, otro gran aliciente que impulsa a los competidores es la remuneración
económica. El triunfador se lleva un nada menos que un millón de pesos, que la
neta a nadie le caen nada mal. Muchos de los concursantes no revelaron qué es
lo que harían con este dinero, pero la Madre Flor fue muy clara desde el
principio: lo donaría íntegramente a su convento, mismo que se endeudó
fuertemente para construir una escuela. En un país donde hay tanto burro ke
ezkrive azi, el comprometerse con la educación de los chamacos es un propósito
más que loable. Esta mujer que incluso fue misionera en África, tiene un
corazón tan grande como su sazón.
Porque queremos billetes con su cara
Los jueces en más de una ocasión han bromeado con que el rostro de la
Hermana Flor debería estar en los billetes de nuestro país, cosa que la ha hecho sonreír de forma muy
tierna. Lejos de tomar una actitud orgullosa o de sentirse la muy muy, la Madre
simplemente se chivea y se hace bolita, como queriendo morder el rebozo.
Humildad es lo que le sobra a esta mujer, cosa que a muchos otros concursantes
les hace falta, ¿verdad Marlene?
Porque se levanta por fregona
En numerosas ocasiones la madre ha portado en la cocina de MasterChef
el odiado y temido mandil negro. Esto, lejos de achicopalarla, la ha hecho una
de las contendientes más fuertes, pues ha aprendido a sortear la adversidad y
se ha levantado como un hermoso Fénix (aunque su figura nos recuerde más bien a
un tiernísimo pingüino). Esta sí es una mujer luchona y no fregaderas.
Porque desborda buena onda
Hay que aceptarlo, muchos de los
competidores del reality tienen tantos adeptos como detractores debido a su
carácter. A Carmen la llegaron a criticar por pelada y malhablada, de Alan se
dice que se hace la víctima y abusa de su papel de pobrecito lavaplatos y qué
decir de Marlene, que se ha ganado una horda de haters por su actitud de diva
al poner cara de fuchi ante las vísceras. La Madre, por su parte, no le tira
mala onda a nadie: está en el concurso con la mejor de las actitudes, sin
entrar en conflictos ni tirar malas vibras, siempre echándole la bendición a
todos sus compañeritos.
FUENTE: http://www.chilango.com/general/nota/2015/10/05/por-que-la-hermana-flor-rifa-y-controla?hootPostID=6626691cd89ad5013b4832c9b311c152
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